La
palabra Biblioteca proviene del griego biblios, que significa libro y
theke, que significa lugar donde se guarda una cosa.Expresa no sólo una
colección de libros o de material escrito e impreso, sino también el lugar
donde las personas van para investigar en ellos.
Pocas son
las muestras de los primeros escritos que hayan podido sobrevivir a las
vicisitudes de los tiempos desde los comienzos de la civilización.
Las invasiones,
las guerras y los incendios cobraron su tributo y poco dejaron de los
primitivos escritos, jeroglíficos y cuneiformes al afán descubridor de
los arqueólogos.
En la más
temprana época se utilizaron probablemente tablillas de piedra y barro.
Los
templos, centros entonces de la actividad y vida cultural, albergaron
las primeras bibliotecas en los inicios de los tiempos.
Algunas bibliotecas
antiguas dignas de mención son las de Babilonia y Asiria.
Los primeros
reyes de Asiria pusieron gran empeño en la colección y conservación de
las crónicas de sus dominios, inscritas en tablillas.
El estudio
de la Astronomía, la cual alcanzó gran preponderancia en los primeros
tiempos babilónicos y estaba íntimamente vinculada a la religión, se vio
favorecida con las prácticas bibliotecarias que permitieron la preservación
de documentación importante.
Fueron los
magos y los sacerdotes los que se encargaron de conservar muchos de sus
primitivos documentos, que vinieron a aumentar las colecciones ya existentes.
Antes del
Siglo XIX A. De J.C., los semitas vencieron a los acadios, de quienes
se sabe poseían grandes colecciones de tablillas, aunque se ignora la
ubicación exacta de la primera biblioteca acadia.
Uno
de los primeros bibliotecarios conocidos fue el babilonio Amel-Anu, llamado
"el hombre de las tablillas escritas". Otros bibliotecarios
famosos fueron Calimaco, Zenódoto, Eratóstenes, Apolonio,
Aristófanes y Aristarco entre otros muchos más hombres de
ciencia y letras notables de la antigüedad.
Salmanasar
I es reconocido como el primer fundador de una biblioteca asiria en Calah
(1300 A De J.C.), pero la Biblioteca Real de Nínive, fundada en 700 A
De J.C., es la primera conocida.
Fue iniciada
por Sargón y completada por Asurbanipal, contenía unas 22 mil tablillas,
encontradas bajo los escombros del palacio real de Nínive, hoy tesoro
inapreciable del Museo Británico.
Las bibliotecas
tenían un valor muy grande para las antiguas civilizaciones, tal es así,
que en la Biblioteca de Ozymandyas en el Ramseseum, cerca de Tebas, se
había esculpido la inscripción "El Consultorio del Alma", dando
a entender el papel tan importante que tenían las bibliotecas en estas
civilizaciones que algunos llaman primitivas.
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